jueves, 19 de noviembre de 2009


DEL CATACLISMO DE DAMOCLES UNA REALIDAD MAGICA DE PAPEL

“Cuando Gabo escribió “la cataclismo de Damocles”, lo planteo quizá, apoyado en la destrucción de lo que podía ver en su presente, fijándolo hacia el futuro; en lo personal no He dado oportunidad a Gabo en poder entrar en mi bibliografía, talvez crecí en un mundo donde el boom del premio Nóbel de literatura ya se había extinguido de la boca de los colombianos y del mundo”

El cataclismo de Damocles es un buen escrito, enfocado por el amor a la vida y el desagrado al armamento bélico, que fácilmente se acopla a difíciles problemáticas de esta miserable raza humana, miserable porque es difícil darnos cuenta que esta misma raza sea la que se lleva a su destrucción, pero no solo a ella misma, sino a la de muchas mas, por tanto merece llamarse miserable y muchos términos, adjetivos o cualquier relación semántica que se le parezca a lo despectivo.

Vivimos en nuestra gran Colombia, rodeada de muchas personas buenas, pero cercada por otras que no lo son tanto, tristemente el poder es de quienes posen el dinero, decidir, mandar y legislar son oportunidades de quienes mas lo tienen, pero el poder económico no significa nada, frente al poder popular de disponer quien sube y quien no a decidir por nosotros, aunque desafortunadamente ese poder no lo valoramos, y tristemente lo vendemos por ese dinero o por quien sabe que otras cosas materiales, o por política, clientelismo, guerra y conformismo.

Guerra, hablar de guerra en un país, es hablar del fin de la cultura, de la muerte espiritual de pequeños políticos, de jóvenes idealistas que aman su pueblo y no lo quieren ver sufrir, aunque políticos atrás hayan sido iconos de libertad y orden, hoy ya no están, por eso debemos dar el voto de confianza, y terminar por fin con esas palabras de la muerte del futuro de Colombia, “acaso el futuro de nuestro país no esta en nuestros niños” ¿o es que acaso le hemos dicho mentiras?, no nos hagamos lo locos o los inútiles en decir que no se pudo hacer porque alguien más no dejó, o porque alguien más no sé que…

El fin del mundo esta siendo guiado por nuestras manos, somos nosotros los que elegimos, somos nosotros el poder popular que puede decir no más, son de nosotros estas dos manos que construyen las bombas y firman tratados de guerra, de nosotros es la culpa del fin de nuestra propia raza y en nosotros esta la solución, es solo que somos muchos, guiados por unos pocos, esos que de verdad son la cataclismo y nosotros solo dictamos una profecía impuesta por corazones ajenos a nuestros ideales.

Construyamos un futuro, dictemos nuestra vida y forjemos desde este presente un planeta confiado en la esperanza, guiado para nuestra descendencia, por los que aun no existen, o por lo que ya vean la luz de este mundo, ellos que serán caramelitos de amor que en sus manos traerán la felicidad de muchos castillos de papel, donde su príncipe y su princesa puedan vivir entre un infinito de academia, un mundo de frasecitas, porque cada castillo será de todos y cada quien tendrá ese dulcecito de felicidad dibujando el futuro de nuestras vidas, ellos que serán los dictadores de nuestros sueños de lo que veremos y de lo que después del fin de nuestra carne no veamos, luchemos para que el futuro sea eso, como un cuento, que no tendrá final, un cuento que vivirá para la eternidad, porque seremos nosotros quienes dejaremos un lienzo, para el éxito de las grandes obras de quienes llevaran nuestra sangre como maripositas, porque no todo es guerra, hay que ver los puntos futuristas hacia lo bueno y hacia lo que de verdad podemos hacer por el mundo, así sea algo mágico como cuentos, palabras, eternidades y caramelitos de papel. No será conformismo, no será ilusión ni mentira, solo será la salida a una verdad impuesta, con una realidad soñada.

“Lucha por lo que quieres, lucha por lo que sueñas, que la vida te enseñe lo que no sabes y enséñale tu a la vida lo que incluso ella misma desconoce”


Dedicado a mi pequeña dictadora de ilusiones y a la mujer que sueño para un futuro la lleve en su vientre.

Omar Arbey Navarro Mogollón
Enfermería profesional

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